En el 2010 fue votada como una de las más grandes estrellas del porno en el mundo. Brittni Ruiz, durante años utilizó el nombre artístico de Jenna Presley, comenzó a bailar para ganar dinero extra, cuando estaba en el primer año de la universidad en el 2005.
Fue entonces cuando dos hombres que estaban en el club después de una de sus presentaciones la invitaron a hacer una película pornográfica.
A los 18 años, ella no sabía qué esperar: “Yo estaba buscando el amor en todos los lugares equivocados”, recuerda. Viniendo de una familia disfuncional. “Me sentí muy amada ese día, ese peluquero y maquilladora dijeron que yo era hermosa y sería una estrella. En los primeros meses, se sentía bien”.
Los productores tomaron su rostro juvenil y explotan su imagen como una colegiala, con el objetivo de beneficiarse de las fantasías depravadas de los hombres que buscan las niñas más jóvenes. “Fue una completa perversión”, se lamenta Brittni.
Ella relata que trabajó hasta por hasta 60 días sin interrupción, grabando dos o tres escenas de sexo por día. Hubo más de 100 películas protagonizadas por ella.
Durante siete años vivió en este mundo sin saber cómo iba a ser su futuro, pero el dinero que ganó la convenció de seguir, aunque de mala gana. Hasta que conoció a Rachel Collins, una misionera de XXXChurch.com, un ministerio dedicado a la lucha contra la adicción a la pornografía. En una de esas convenciones eróticas oyó a Collins sobre el amor de Dios y ganó una Biblia en cuya portada decía: “Jesús ama a las estrellas porno”.
En los primeros años se mantuvieron en contacto, pero sólo a finales del 2012 fue que Brittni dejó permanentemente la industria del entretenimiento para adultos. El mensaje del Evangelio le mostró dónde encontrar el amor que estaba buscando durante tanto tiempo.
“Yo odiaba lo que estaba haciendo, pero me preguntaba qué haría si me iba”, recuerda. Sin embargo una vez que tomó la decisión de seguir a Cristo, a principios de este año, se fue a trabajar a compañía de limusinas y comenzó a ganar un salario muy inferior al que estaba acostumbrada, pero se siente feliz.
“Descubrí que había vida para mí después de la pornografía donde hay drogas y prostitución”, dice la ex estrella porno resaltando que también dice que hizo algunos intentos de suicidio, afortunadamente sin éxito. Gran parte del dinero que ella ganaba lo desperdiciaba en drogas fuertes, como la heroína, pero hoy está libre de la adicción.
Brittni, volvió a ponerse en contacto con sus padres y ahora tiene una relación maravillosa con ellos. A través de su testimonio, toda la familia junta va a la iglesia. “Mi hermana decidió bautizarse y mi hermano hizo la oración de salvación después de hablar conmigo”.
En un video realizado por XXXchurch.com, Brittni da su testimonio pidiendo que las mujeres se valoren más, porque fueron creadas por Dios de la manera que son.
También hace un llamamiento a las personas involucradas en la industria del porno a reconocer que Jesús es el Señor de sus vidas y quiere transformarlas.
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